“Alguien me habló todos los días de mi vida al oído, despacio, lentamente. Me dijo: ¡Vive, vive, vive!. Era la muerte.” Jaime Sabines
En México, como todo el mundo sabe, el día de muertos es una celebración, aún muy viva a lo largo y ancho del país, la importancia que tiene es por ser parte de la identidad de los mexicanos, inclusive se defiende esta celebración como un elemento de nacionalismo que enorgullece y que cohesiona.
Día de muertos en Yucatán
En cada región, estado, municipio y etnia se celebran el día de muertos, esta conmemoración es una fusión de la cultura prehispánica y la tradición católica (heredera de Europa). Todos los años a finales de octubre e inicio de noviembre las casas se preparan para honrar a los que ya no están, a los familiares fallecidos porque se cree firmemente que, en palabras de Isabel Allende: “La muerte no existe, la gente sólo muere cuando la olvidan; si puedes recordarme, siempre estaré contigo.”.
Para la península de Yucatán, existe una tradición maya para honrar la vida de los muertos conocida como el “Hanal Pixán” : la comida de las almas,, la cual es una tradición que se vive intensamente en el sureste del país. Cada familia espera con emoción día de muertos, los preparativos empiezan varios días antes con actividades como el bordado de manteles, confeccionado con hilos de colores y una simetría geométrica en cada figura; el cocimiento del barro para los trastes que se utilizaran; así como la preparación del mukbi y pibipollo, auténticos alimentos mayas para el ritual en las ofrendas. Todo debe de estar dispuesto en las casas mayas para que este todo listo para la celebración. Cada integrante de la familia se suma a los quehaceres domésticos para tener la casa limpia, ya que se tiene la creencia que si hace falta algo las almas lo harán, lo cual será una grave descortesía para los invitados a esta fiesta.
El altar para el día de muertos, elaborado en niveles, va más allá que sólo poner una mesa dedicada a los difuntos. Se hace con ramas de X’coloché y cuatro horquillas de madera, ya que no se puede usar ni alambre, ni clavos. Toda la vivienda sirve de escenografía para estos altares, si bien se tiene como elemento central el altar; la casa se prepara para recibirlos desde el patio, donde se hace un camino de flores amarillas llamada X’pujuk y velas debajo de los árboles, todo preparado para recibir a los niños, a los adultos y a las almas solas en una festividad integradora, bondadosa. El día de muertos en esta región es una verdadera fiesta regional.
En el altar se tiene contemplado cada elemento que lo componen, el nivel dedicado a los niños se presenta con un mantel blanco bordado de colores al igual que las velas, las flores de San Diego no deben faltar, así como juguetes del difunto, chocolate, pan de dulce y atole; el pib deleitará a estas almas infantes que también estarán disfrutando el dulce de pepitas y la fruta de la temporada. El nivel dispuesto al adulto es adornado con un mantel blanco con bordados del mismo color, velas de color gris y negro; al igual que el de los niños se le pone el pibipollo, el atole servido en jícara y la foto, además de la bebida balché y cigarros.
Por último, el altar del alma sola, que se refiere a las que no tienen familiares, este altar se coloca en algún rincón de la casa de forma más modesta pero también se le da su importancia. En cada altar debe de haber agua y sal, inicio y fin de vida; en lo más alto una cruz vestida con un terno, que en esta celebración tiene una importancia relevante de identidad y expresión cultural de la península, la cual representa la “Guerra de Castas”.
Uno de los elementos que se han ido incorporando muy fuerte en esta tradición dedicado a los pixanes (espíritus de los muertos), es la interpretación del Maya Pax; que se reconoce como un culto a la Santa Cruz, esto porque en el centro del altar se coloca una Santa Cruz con un Huipil. El Maya Pax es es una música tradicional maya que nació durante la rebelión indígena en la “Guerra de las Castas” a mediados del siglo XIX. Esta música fusiona en sus sonidos el ritual maya con el católico, recreando el sentimiento del pueblo, por ello se ejecuta en las festividades más importantes religiosas y de culto, así como en eventos tradicionales de esparcimiento.
Así se celebra en la península, con respeto y alegría el recordar a estas almas que en su esencia continúan siendo parte de la familia, de su comunidad, no se van del todo, son motivo de unión y orgullo maya. Es una tradición viva, que prevalece con un profundo respeto. Celebración que ha permitido la introducción de elementos haciéndolo más atractivo para el disfrute de esta “Comida de las almas”.