¿Podrían las esferas de Dyson ser la solución definitiva a los problemas energéticos de una civilización avanzada? Esta idea fue propuesta por el físico británico-estadounidense Freeman Dyson, quien teorizó que una estructura masiva, compuesta por espejos o paneles solares, podría rodear completamente una estrella, capturando toda su energía.
Conoce las Esferas de Dyson
En un artículo de 1960, Dyson escribió: “Cabría esperar que, en el plazo de unos pocos miles de años, desde su entrada en la fase de desarrollo industrial, cualquier especie inteligente ocupará una biosfera artificial que rodeara por completo a su estrella madre“.
Dyson se inspiró en la novela de ciencia ficción “Star Maker” de Olaf Stapledon, publicada en 1937. A pesar de sus raíces en la ficción, la idea ganó tracción en la comunidad científica, y estas hipotéticas megaestructuras se conocen hoy como esferas de Dyson. Aunque Dyson más tarde aclaró que la estructura probablemente consistiría en un “enjambre suelto de objetos, en órbitas independientes alrededor de la estrella“.
Una de las ideas más fascinantes de Dyson fue que estas esferas desprenderían calor residual detectable, como radiación infrarroja. Sugerir buscar esta radiación podría ser un método viable para detectar vida extraterrestre.
Sin embargo, Dyson advirtió que la radiación infrarroja, por sí sola, no confirmaría la existencia de inteligencia extraterrestre, ya que podrían descubrirse nuevos tipos de objetos astronómicos naturales de esta manera.
La propuesta de Dyson recibió una respuesta mixta. George Dyson, hijo del físico y autor especializado en tecnología, mencionó, en un correo electrónico, que los científicos de la época veían la búsqueda de calor residual como un buen punto de partida, no necesariamente para encontrar civilizaciones extraterrestres, sino para descubrir nuevos fenómenos astronómicos.
La ciencia ficción adoptó rápidamente la idea, apareciendo en obras como “Footfall” y “Star Trek”, mientras que los críticos sociales usaron la esfera de Dyson para cuestionar el crecimiento tecnológico ilimitado.
El propio Freeman Dyson argumentó que sería más gratificante buscar inteligencia directamente, aunque la tecnología era lo único que se podía observar con certeza. En la década de 1960, no había forma de buscar esferas de Dyson, pero en tiempos más recientes, muchos investigadores, incluidos los del Instituto SETI y el Fermilab, han intentado buscarlas.
Un nuevo estudio ha analizado 5 millones de estrellas en la Vía Láctea y sugiere que siete de ellas podrían albergar esferas de Dyson, aunque estas afirmaciones están sujetas a escrutinio y teorías alternativas.
El estudio, publicado el 6 de mayo en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, buscó específicamente esferas de Dyson detectando calor infrarrojo alrededor de estrellas. Utilizando datos históricos de telescopios que captan firmas infrarrojas, el equipo examinó estrellas situadas a menos de 1,000 años luz de la Tierra.
El autor principal del estudio, Matías Suazo, estudiante de doctorado en la Universidad de Uppsala en Suecia, explicó que comenzaron con una muestra de 5 millones de estrellas y aplicaron filtros para eliminar la mayor cantidad de contaminación de datos posible. “Hasta ahora, tenemos siete fuentes que sabemos que brillan en el infrarrojo pero no sabemos por qué, así que destacan“.
A pesar de estas detecciones, Suazo advirtió que no hay pruebas concluyentes de que las siete estrellas tengan esferas de Dyson a su alrededor. “Podrían ser esferas de Dyson, porque se comportan como predicen nuestros modelos, pero también podrían ser otra cosa“; así lo mencionó el actual estudiante de doctorado.
Las causas naturales que podrían explicar el resplandor infrarrojo, incluyen alineaciones desafortunadas con galaxias de fondo, colisiones planetarias que crean escombros, o estrellas jóvenes rodeadas de discos de escombros calientes.
Los datos utilizados en el estudio provienen del Wide-field Infrared Survey Explorer (WISE) de la NASA, Gaia de la Agencia Espacial Europea, y el Two Micron All Sky Survey (2MASS), una colaboración entre la Universidad de Massachusetts y el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, que tuvo lugar entre 1997 y 2001.
Todas las estrellas candidatas son enanas rojas, el tipo más común en nuestra galaxia, y más débiles y pequeñas que nuestro Sol, lo que dificulta las observaciones de seguimiento.
Un estudio anterior publicado, en marzo, también encontró anomalías infrarrojas en un conjunto de datos similar. Gabriella Contardo, investigadora posdoctoral que dirigió ese estudio, mencionó que aunque encontraron 53 candidatas a anomalías infrarrojas, no todas podrían ser esferas de Dyson.
“Es necesario eliminar todas las demás hipótesis antes de afirmar que podría tratarse de una esfera de Dyson“, dijo Contardo, destacando la importancia de descartar explicaciones naturales como discos de escombros o colisiones planetarias.
Contardo y Suazo coinciden en que se necesita más investigación y que, en última instancia, podrían utilizar el telescopio espacial James Webb, para obtener más información. Sin embargo, debido a los procedimientos largos y competitivos para usar el telescopio, conseguir acceso podría llevar tiempo.
Si las esferas de Dyson existen, ¿Para qué podrían usarse? Suazo sugiere que, con la energía proporcionada por el Sol cada segundo, podríamos realizar viajes interestelares o incluso mover todo el sistema solar.
Sin embargo, la tecnología y las materias primas necesarias para construir estas estructuras están lejos del alcance de la humanidad. “Freeman Dyson dijo que deberíamos desmantelar Júpiter para obtener las materias primas“, comentó Suazo.
Jason Wright, profesor de Astronomía y Astrofísica en la Universidad Estatal de Pensilvania, coautor del estudio, señaló que la investigación proporciona la primera prueba sólida de que no hay una gran cantidad de esferas de Dyson en nuestra galaxia. Los candidatos que Suazo encontró son importantes porque, sean lo que sean, son objetos raros e interesantes, dignos de un estudio más profundo.
Freeman Dyson murió en 2020 antes de que se pudiera encontrar alguna de sus esferas, pero sus contribuciones a la ciencia y la tecnología son vastas. Dyson demostró que tres teorías cuánticas que competían entre sí, eran en realidad la misma teoría, y más tarde aplicó su genio a áreas de la astronomía, la cosmología, y la proliferación nuclear.
George Dyson recordó la fascinación de su padre por múltiples disciplinas, mencionando que contribuyó a cinco campos de las matemáticas y once de la física, así como a la biología teórica, la ingeniería y los asuntos públicos.
Tomotsugu Goto, profesor asociado de Astronomía en la Universidad Nacional Tsing Hua de Taiwán, sugiere que la búsqueda de esferas de Dyson podría ofrecer un camino más fructífero, en la búsqueda de inteligencia extraterrestre.
Sin embargo, Goto también advierte sobre la contaminación por discos de escombros circunestelares, que podrían imitar las firmas infrarrojas de las esferas de Dyson. A pesar de esto, los siete candidatos merecen una investigación más profunda con telescopios potentes.
Un artículo publicado en mayo, en respuesta al estudio de Suazo, sugiere que al menos tres de las siete estrellas podrían ser galaxias calientes oscurecidas por polvo, conocidas como “hot DOGs”, y que las cuatro restantes probablemente también podrían explicarse de esta manera.
Dado que la investigación sobre las esferas de Dyson aborda la cuestión fundamental de si la humanidad está sola en el universo, la búsqueda de estas estructuras abarca distintos campos, incluyendo las ciencias básicas, la filosofía y la religión. Esto podría aumentar la participación de los jóvenes científicos y el interés del mundo científico por el tema.
Zaza Osmanov, decano asociado de la Facultad de Física de la Universidad Libre de Tiflis en Georgia, sugiere que la hipótesis del origen artificial, de cualquier radiación, debe ser el último recurso después de agotar todas las explicaciones naturales posibles, y esto requiere futuras investigaciones.
En última instancia, el descubrimiento de nuevos fenómenos astronómicos no tecnológicos es exactamente la razón por la que Freeman Dyson pensaba que debíamos emplear esfuerzos en salir a buscar. Aunque las esferas de Dyson siguen siendo una fascinante especulación, la búsqueda de estas estructuras nos puede conducir a nuevos y emocionantes descubrimientos en la astronomía y otros campos adicionales.